El masaje clásico también se denomina masaje sueco o deportivo. Es más bien un término genérico. El objetivo de estas formas clásicas de masaje es aliviar la tensión o la rigidez muscular y favorecer la circulación sanguínea. En el caso de ciertas afecciones médicas, como el dolor de cuello crónico o los dolores de cabeza, resulta incluso útil visitar al masajista a intervalos regulares.
El masaje clásico no tiene que realizarse necesariamente como un masaje de cuerpo entero. También puede aplicarse localmente en zonas problemáticas como el cuello, los hombros, la espalda o las piernas y los pies.
Hay cinco movimientos de mano diferentes que se suelen aplicar.
El masaje clásico o los masajes en general no se recomiendan en caso de enfermedades febriles o problemas con los vasos sanguíneos y enfermedades de la piel. En estos casos, un masaje puede tener un efecto contraproducente para el bienestar y agravar los problemas de salud.
Como el masaje clásico es especialmente útil en casos de malestar y cuando se busca un efecto curativo, hay que tener cuidado de elegir un terapeuta que tenga la formación profesional necesaria. En definitiva, es una forma de tratamiento médico.