"Masaje tailandés" es más bien un término genérico que engloba diversas variantes de masajes originarios de Tailandia y todos ellos tienen un efecto saludable y curativo. Las aplicaciones tienen varios miles de años y pueden limitarse a las piernas y los pies, a la cabeza y los hombros, pero también a todo el cuerpo.
Los masajistas tailandeses suelen formarse en la renombrada escuela Wat Po de Bangkok. Por lo tanto, puede tomarse como un signo de calidad si dicho diploma cuelga en la pared. En general, los masajes son muy valorados en el país asiático, por lo que encontrará una tienda de masajes en casi cada esquina, incluso en los pueblos pequeños. La población local se somete regularmente a este tratamiento, si el tiempo lo permite, a veces durante dos, tres o más horas.
En el masaje tailandés, se masajean o presionan varios puntos. Especialmente en los pies, reflejan los órganos internos y se dice que la estimulación de los puntos tiene un efecto curativo. Al mismo tiempo, el cuerpo se pone en diferentes posiciones durante el tratamiento, de forma similar al yoga. De este modo, los músculos se aflojan y se relajan.
El masaje tailandés también puede realizarse con aceite, en cuyo caso entran en juego más movimientos de caricias y el tratamiento es más relajante y menos duro.
En el masaje clásico de cuerpo entero (sin aceite), se le viste o se le da ropa suelta especial para el tratamiento. Si se trata de un masaje con aceite, entonces estarás desnuda o con bragas desechables.
Es importante saber que un masaje tailandés no tiene nada que ver con el sexo y debes abstenerte de esperarlo o pedirlo. No obstante, es posible que, a petición o incluso sin ella, se masajee la zona íntima al final. De ahí viene el término "final feliz".