"Hablar es plata, el silencio es oro". ¿Qué tiene que ver este conocido dicho con los masajes? Es sencillo: sin comunicación, una sesión no suele ser satisfactoria para ninguna de las partes. Sin embargo, hablar demasiado es un destructor del estado de ánimo. La clave, por tanto, es cuánta comunicación es necesaria o útil.
Para mí, una visita de masaje es como una pequeña cita. Hay un nerviosismo básico, un ligero cosquilleo, la alegría de una nueva experiencia. La puerta se abre, una señora quizás desconocida hasta entonces se planta delante de ti. En el mejor de los casos, me sonríe, me saluda amistosamente y me invita a pasar. El primer obstáculo está superado. Una pequeña charla crea cierta cercanía, te sientes un poco más conectado, aunque sólo sea durante el tiempo que dura la sesión. Pero este es un punto muy importante, después de todo, ambas partes abren parte de su intimidad. Así que no sólo debería depender de la masajista construir una armonía, sino también de mí, el huésped.
Así que, si bien considero muy importante una "charla" antes del masaje, el silencio hábil durante el masaje es imprescindible. Quiero relajarme y disfrutar. Eso simplemente no funciona si tengo que escuchar historias o incluso participar activamente en una discusión al margen.
Muchos se preguntarán ahora: "¿No es natural que no se hable durante la sesión?". Obviamente no y eso es lo que me ha impulsado a escribir este post. Cualquiera que se dé un masaje con regularidad y además disfrute probando nuevos proveedores probablemente sabrá a qué me refiero. Te tumbas cómodamente en la camilla o el fouton, pones los sistemas internos en modo relajación y sientes las manos con los primeros movimientos... Pero de repente te entra una pregunta como "Hoy he comido un filete de lucioperca, ¿te gusta el pescado?". O simplemente cosas triviales como "Qué calor hace hoy, espero que vuelva a llover mañana".
La charla no tiene mala intención. Puede deberse a que la señora se sienta cómoda con el invitado o todo lo contrario, que quiera disimular cierto nerviosismo. Cualquiera que sea la razón: una pequeña charla está bien, incluso es deseable, pero por favor antes del masaje y no durante.
No quiero decir que exija silencio absoluto durante la sesión. Pero la comunicación durante el tratamiento también debe tener algo que ver. Sin duda, los cumplidos levantan el ánimo o, según la situación, ciertas instrucciones también forman parte de la experiencia. Por lo tanto: "Hablar es plata, callar es oro"....